sábado, 27 de noviembre de 2010

Día 1: de cómo el Señor me da fuerzas

Se ha vuelto costumbre. Duermo a las 15.00 y despierto a eso de las 0.00... y comienza mi día.

Ayer hice lo propio, me levanté y fui al ordenador. De las cosas que hice no recuerdo en detalle, pero tuvieron que estar relacionadas con mi economía, mi proyecto.

Por fin llegó la hora oficial de empezar el día, es decir: las 5.30. Me propuse entonces actuar con disciplina total. El primer cometido fue bañarme, luego iniciar todas las labores de la casa: las hice muy de a poco pues tengo mucho trabajo acumulado en ese sentido. Lavé algo de ropa, trapié solo cierta parte de la casa, lavé los inodoros, limpié una parte del jardín trasero. Espero asi ir completando todo poco a poco. Al cumplirse el tiempo de los oficios domésticos (dos horas), llegó el tiempo de la oración.

Inicié ese tiempo frente al ordenador, diciendo al Señor: dame luces para salir adelante de esta situación económica tan complicada y difícil. Y fui entonces recorriendo mis archivos, viendo mis viejos proyectos y viejas ideas...  en fin... trabajaré con Brutus en la idea común que tenemos. Dios nos ayude y sea un total éxito. Pues ahora necesitaré un trabajar part-time para asi finalizar mi proyecto.

Luego me levanté y seguí orando, el Señor me da fuerzas, me llama a ser fuerte y vencer de golpe la tentación y las tristezas. Me dice: "Sigue hacia adelante", "Sé fuerte", "Levántate y Brilla".... Lucharé pues con varonil esfuerzo contra los movimientos de mi alma, que son a fin de cuenta los únicos que pueden, fruto de mi descuido, hacerme fracasar en algunas o muchas cosas.

Es un hecho entonces que no seguí el esquema. En lugar de trabajar en mi tesis como lo tenía previsto, utilicé ese mismo tiempo para darle más tiempo al proyecto. Y fue en eso que se consumió el resto de mi dia, al menos hasta eso de las 16.00 en que fui a dormir de nuevo.

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