Inició el domingo, dándome cuenta de ser muy tarde para ir a la primera comunión. Llegó mi hermana y fui solamente al almuerzo ofrecido. Luego de conversar en este, pláticas que incluyeron negocios, me fui a misa. Mantuve contacto con Gina a quien quise reclutar para ir pero a pesar de haberla sentido con buen tono, no logré el comentido.
Cuando llegué y entré a la capilla, claramente sentí como que el Señor me reclamaba no haberla podido traer aunque no doy tanto crédito a dicho sentir. En misa encontré a Adán, Chicho y otros del Grupo. Luego de vivirla regresé a casa y comenzó el largo paseo con mi hermana y niños.
Vine a casa y la oración pues se centró en ese darme cuenta lo poco o ningún bien que objetivamente puedo hacer a Dios. De hecho preocupadamente meditaba: ¿Qué cosa buena puedo yo hacer para Dios?... no fue sino minutos y minutos luego que recordé el pasaje del joven que pregunta a Jesús: ¿Qué cosa buena puedo hacer para salvarme? y Jesús le contenta: ¿Por qué me dices "¿Qué cosa buena?", porque ninguno es bueno sino solo Dios?.
Del diario combate espiritual que vivo yo: Jorge Camino, de ese mismo que todo cristiano deberá vivir si desea seguir a Cristo... la felicidad de la vida viene en trozos parecidos al Rosario: Gozo - Dolor - Luz - Gloria. Recibimos de Dios el llamado con gozo. Las pruebas nos dan el dolor que nos prepara para recibir luces del Espíritu. Al final de cada lucha y de esta lucha que es la vida, veremos la gloria de Dios.
lunes, 6 de diciembre de 2010
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Mi estimado Jorge:
ResponderEliminarGracias por tus comentarios a mi blog, me han gustado.
Bien ya he casi terminado mis ejercicios y al leer tu post veo como te encuentras y es posible que hallemos una respuesta a tu deseo de hacer por Dios.
Mira,Dios no desea otra cosa que seamos felices, de hecho la gloria de Dios es que seas feliz y la felicidad proviene de saber amar de verdad a Dios que no ves y a tus hermanos que ves y que sin ver está en ellos el mismo Dios.
Entonces haz todo el bien a tus hermanos de toda raza y condición humana y habrás hecho feliz a Dios. El no desea otra cosa ni nos ha dado otro mandamiento más que «Amaos nos a otros como yo os he amado»
Recibe mi ternura
Sor.Cecilia