sábado, 4 de diciembre de 2010

Dia 9: una ascética sin precedentes

Jamás había hecho esto: hoy, sin que ubiera una presión externa fuerte, decidí cambiar mi hora de levantarme hacia más temprano. Habiendo dormido poco, al tener la oportunidad, decidí hacer el esfuerzo de levantarme, con el interés de recuperar mis horarios matutinos de oración y oficios domésticos. No por motivos laborales, no por un compromiso fuerte a esas horas... era solamente una prueba de disciplina y voluntad. Tampoco diré que fue fácil, al contrario, luché contra el perezoso impulso de mi ánima talves por unos 10 minutos, hasta que finalmente la voluntad triunfó y me levanté.

Como pasa siempre, toda victoria contra el impulso malvado del ánima causa dolor a lo inmedianto, pero gran gozo y alegría al pasar algo de tiempo y eso pude disfrutarlo. Entonces comenzó mi dia con el tiempo de oración. Como siempre intercediendo y meditando a la vez por mi acercamiento al Señor, que yo defino como: cumplimiento de Su voluntad, alejamiento del pecado y orden. Luego respecto al prójimo y finalmente respecto de intercesiones diversas; casi siempre intercedo por los matrimonios de mi familia. Dejo para el final el interceder por mi angustiante situación económica, para evitar que alguna tristeza o el exceso de obsesión por el tema vaya arruinar mi oración.

Del Padre creí oir siempre el tema de "seguir hacia adelante" y "estar preparado y ser fiel para las privaciones".

Luego de la oración me dediqué a labores domésticas, pocas y al finalizarlas, decidí ahora si dormir. Lo hice porque ya había salido de las tareas más difíciles y en atención a que por la noche iría donde Moisés a lo de su cena y necesitaría energías y capacidad para talves hacer labores al regresar.

Me levanté y fui a pagar el servicio de Internet y a donde mi hermana a traer dinero. Vine a casa y me di cuenta de que era muy tarde, asi que me fui al Grupo y llegué sumamente tarde. En atención a mi enfermedad no participé del servicio físico que se estaba prestando. Luego con Martha nos fuimos donde Moisés.

Como siempre no me he sentido tan cómodo entre tanta gente sino hasta el final, en que pude compartir más libremente tanto con Martha, Lucía y Victor. Y también con personas moyeres como Pablo y su familia.

Martha hoy hizo gran labor. Yo venía desde hace rato con gran amargura en mi corazón por la poca generosidad que he notado en algunas personas del Grupo. Ella se tomó la molestia de dejame en mi casa con gran caridad y servicio. Me ayuda mucho ha curar mi corazón y por ello que Dios la Bendiga demasiado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario