domingo, 28 de noviembre de 2010

Dia 3: más sobre mi ánima, y el Dies Domini

Hoy mi ánima ha seguido con movimientos hacia lo triste. Es lo normal, cuando existe una razón o situación de ese tipo, todo parece tender, con mayor facilidad hacia esa inclinación. Es parte de la perversión ocasionada por el pecado. Entonces hace falta hacer lucha varonil para evitar que tal inclinación nos haga desfallecer. De suerte eso si que he encontrado consuelos en el crucificado.

Inicié el día muy temprano como siempre, avanzando en al tesis de Especialidad y escribiendo acá sobre el día anterior. Luego, al iniciar oficialmente el día, es decir a las 5.20, preferí no tomar el baño tan temprano en atención a mi enfermedad respiratoria. Preferí entonces mejor hacer oración.

Como debería ser habitual, la oración de hoy Domingo fue extensa. Hablé con Dios nuestro Señor sobre mi ser y mi actitud, sobre el cumplimiento de Su Voluntad en mi vida, sobre de cómo o sobre si me alejo del pecado con sincero corazón. También hablé de esta situación de deuda, pero tratando de dejarlo al final, tratando de no consumir mi tiempo de oración en ese asunto que no es el más importante en la dimensión total de mi existencia. Apenas lo es en lo humano y terrenal.

Luego vino el tiempo de tareas caseras. Pienso que fue muy productivo aunque no habían muchas para el día de hoy. Continué limpiando el jardín trasero, lavé algo de ropa, limpié la cañería (parcialmente) y bien. Luego tomé el desayuno, esta vez viendo algo de televisión en inglés, pues me será útil en los próximos días. Dormité como 15 minutos para luego prepararme para ir a la Eucaristía.

Esperé alrededor de 40min en la Iglesia pues comenzaría más tarde de lo pensado. Viví la misa y luego regresé a casa. La primera tarea, siempre luchando contra la inclinación hacia el sueño de mi ánima, fue la de leer a Tomas Kempis, pero sentí en mi ánima que no era lo propio del momento, sino continuar orando. Entonces ore, esta vez si me enfoqué en el tema de la deuda y de como debería mi vida cambiar. Oré un buen tiempo, talves de una hora. Luego de hacer esa oración trapié la casa a como lo tenía propuesto.

Como lo dije al principio en mi ánima seguían pensamientos tristes respecto al hombre y a la decepción que causa. De como la generosidad en vez de ser agradecida es tenida por debilidad a los ojos de los hombres. De cómo he vivido eso mismo, y de lo absurdo de Amar y Servir, cuando el hombre solo te pisa en retribución. Mi ánima estaba turbada con esos pensamientos, no podía de verdad hacerles frente.

Fue hasta que recordé que Jesús nuestro Señor Amó y Sirvió, y de verdad fue pisoteado. Pero el ver su ejemplo me dio fuerzas para hacer lo mismo sin importar las consecuencias. Y en efecto me fui a Juan 13 en que cuenta cómo: "Habiendo amado a los suyos que estaban en el Mundo, los amó hasta el extremo" y de cómo "Empezó a lavar los pies a sus discípulos" (Servirles)... Amar y Servir, en todo Amar y Servir. Es el Amor y Servicio que, salvo por los movimientos perversos de mi ánima, quisiera alcanzar a tener.

Poco después de esas meditaciones decidí dormir, pues no quería seguir haciendo tesis en Domingo, sino comenzar desde muy temprano el Lunes.

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